Ruben Andrés, desde tierras mejicanas, nos ha hecho llegar vía facebook las siguientes citas célebres que hacen referencia a nuestro entorno.

"No está en el mapa. Es mi tierra Mollorido, un lugar muy escondido allá en Castilla la Vieja."
 Don Miguel de Cervantes, "Los Baños de Argel".

"El negocio es que yo no pude sufrir a mi madrastra ni la vida estrecha de mi aldea, que es la de Mollorido, lugar entre Medina del Campo y Salamanca, recámara de su obispo. Del corte de las tiseras en las medias, salté con mi buen ingenio en cortar bolsas y cordones, que no hay faldriquera tan retraída y guardada que ...no visiten mis dedos".
Don Miguel de Cervantes, "Rinconete y Cortadillo".


La foto también es propiedad de Rubén. Muchas gracias y un saludo.
Referencia: Mollorido [+/-]

© Datos recopilados del Libro "Historia de Cantalapiedra", escrito por D. Hilario Almeida Cuesta, (Diputación de Salamanca 1991).

Era un poblado que existió al noroeste de Cantalapiedra, el cual, habiendo llevado vida propia, con su iglesia y cura, concejo y vecindario, fue comprado por nuestra Villa (Cantalapiedra) y se incorporó a su término. En algún escrito se ha podido leer que se llamaba "Monflorido". Si ese era su nombre, está muy claro su significado: "Monte Florido", cuyas palabras se contrajeron en otra más fácil de pronunciar, "Mollorido". Hoy ha cambiado su denominación original por la de "Nueva Carolina".

Dice un autor anónimo de mil ochocientos sesenta y tantos que se poseen datos seguros de que hacia los siglos XIV y XV llegó a contar con más de cien vecinos y que, desde 1516, comenzó a disminuir notablemente la población, por efecto sin duda de enfermedades endémicas.

Tuvo iglesia parroquial y una ermita, que se titulaban Nuestra Señora de la Olma y Los Castillos respectivamente. Estaban ubicadas en sendas lomas, entre las que discurría la calzada vieja de Medina a Salamanca. Cuando todavía estaban bajo el señorío del prelado y no era Villa exenta ninguna de las dos, Cantalapiedra pidió que Mollorido pagase sus tributos junto con ella. El procurador del Obispo se opone, alegando varios argumentos: Mollorido, aun en el caso de que haya andado con Cantalapiedra en los encabezamientos y servicios, era un lugar independiente de ésta, lo mismo en jurisdicción, términos, pastos y abrevaderos. Si algún ganado de ella entraba en sus términos o algún vecino iba a cortar leña, los de Mollorido los detenían y multaban. Un tal "Pedro Vaca", Alcalde Mayor de la Villa, daba en arrendamiento algunas tierras del pueblo, pero no era razón para que éste pagase junto con la Villa: los impuestos no se pagaban por el término.

Aunque reducido el pueblo, se sentía con ilusiones de independencia y con dinero para los gastos, porque, aprovechando la oferta del rey de retirarse del señoría del Obispo de Salamanca, lo consiguió un poco antes que su vecino Cantalapiedra y en negociaciones directas con la Hacienda Real y sin las fluctuaciones y sobresaltos de su compañero. Expuso sus condiciones por escritura ante Tristán de la Torre, escribano oficial mayor de la Secretaría de Hacienda, en 27 de Julio de 1580, y Felipe II dio comisión a Francisco Alderete para que otorgase la posesión de su término y oficios de la Villa de Mollorido. Alderete recorrió el alfoz, desde 26 a 31 de marzo de 1581, delimitando sus tierras de los pueblos próximos y le entregó la jurisdicción real, civil y criminal, alta y baja, mero y mixto imperio: todo sin contradicción alguna. De ello dio fe el escribano designado para el caso, Pedro Meruelo.

Poco les duró la libertad, porque se anejaron a Cantalapiedra. Los dos concejos pidieron al rey la licencia para su fusión. El 18 de Junio de 1614 les fue concedida, refrendada por Juan Gil de Cogollos, escribano de cámara. Se les dio la posesión efectiva el 3 de noviembre de dicho año. Por eso Cantalapiedra posee ambas jurisdicciones y el término de Mollorido, a pasto y labor, y un molino que está en el río Guareña. Y, como propietaria, cuando tiene que tomar un censo, entre las hipotecas figuran invariablemente el referido término y el molino harinero.

Llegado el año 1648, el 12 de Septiembre se deja a la iglesia sin Santísimo Sacramento y sin los medios necesarios para el culto, no se puede mantener con decencia. Dicho día, el bachiller D. Francisco Gómez, vicario de Cantalapiedra y notario apostólico, debidamente autorizado y después de informar a los alcaldes de Salamanca y Valladolid, consume el Santísimo y, ayudado por Alonso Bravo y el mayordomo Agustín García, lleva a la iglesia de Santa María del Castillo de Cantalapiedra todos los enseres de la iglesia de Mollorido.

Como todo edificio sin uso y en despoblado, sufriría la iglesia los embates de los desaprensivos que gozan con destruir lo que hallan sin protección. No sabemos hasta cuándo se mantuvo en pie, pero acabó por sucumbir y venirse abajo techos y paredes.

http://perso.wanadoo.es/cantalapiedrass/Mollorido-La%20Carolina.htm

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